diumenge, 9 de novembre del 2008

moments abans d'anar a dormir



És tard. És de nit. És hora d'anar a dormir, o l'hora de les bruixes. M'agradaria ser una bruixa. Les bruixes no tenen por. A les bruixes els agrada la nit. A mi m'espanta. La nit, per a alguns moments tranquils, per a mi, angoixes. La nit, per somiar, o per tenir malsons. Qui sap... Em prenc la pastilla. Espero el moment d'anar cap al llit distraient-me davant de l'ordinador. A dalt en teniu l'exemple. I aquest text també n'és un. Aquestes paraules sense sentit, aquest intent de despistar els mals pensaments, de fer una bona cançó per anar a dormir...però jo no en sé com l'Albert Pla, i a aquestes hores, tampoc em venen bones reflexions...per tant, callo, me'n vaig al llit, espero somiar que nado amb els dofins, espero disfrutar del silenci i la foscor de la nit. Bona nit.

3 comentaris:

  1. ieps!!! acabo de veure el teu comentari.has estat el primer!!jeje i fa ilu!! bé, ens veiem per aquí. merci!!

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  2. Hola, Rachel. Me encanten els teus meravellosos ulls verds. I ja que parles de bruixes, te hi afegeixo una leyenda que tracta de una bruixa (está escrit en castellà):

    He aquí,la verdadera leyenda del rey Arturo:

    El joven rey Arturo fue sorprendido y apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba furtivamente en sus bosques. El rey pudo haberlo matado en el acto, pues tal era el castigo para quienes violaban las leyes de la propiedad, pero se conmovió ante la juventud y la simpatía de Arturo y le ofreció la libertad, siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a la pregunta que le atormentaba. La pregunta era: ¿Qué quieren realmente las mujeres?
    Semejante pregunta dejaría perplejo hasta al hombre más sabio y al joven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo, aquello era mejor que morir ahorcado, de modo que regreso a su reino y empezó interrogar a la gente. A la princesa, a la reina, a los monjes, a los sabios y al bufón de la corte... en suma, a todos, pero nadie le pudo dar una respuesta convincente. Eso sí, todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja, pues sólo ella sabría la respuesta. El precio sería alto, ya que la vieja bruja era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios.
    Llegaba ya el último día del año convenido y Arturo no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle una respuesta satisfactoria con la condición de que primero aceptara el precio: ¡ella quería casarse con Gawain, el caballero más noble de la Mesa Redonda y el mas íntimo amigo de Arturo! El joven Arturo la miró horrorizado: era jorobada, feísima, tenía un solo diente, se echaba pedos, despedía un hedor que daban náuseas, hacia ruidos obscenos... Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. Se acobarda ante la perspectiva de pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por el esa carga terrible. No obstante, al enterarse del pacto propuesto, Gawain afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su amigo y la preservación de la Mesa Redonda.
    Se anunció la boda y la vieja bruja, con su sabiduría infernal, dijo: ¡Lo que realmente quieren las mujeres es... ser soberanas de su propia vida!
    Todos supieron al instante que la hechicera había dicho una gran verdad y que el joven rey Arturo estaría a salvo. Así fue: al oír la respuesta, el monarca vecino le devolvió la libertad.
    Pero menuda boda fue aquella. Asistió la corte en pleno y nadie se sintió más desgarrado entre el alivio y la angustia que el propio Arturo. Gawain se mostró cortes, gentil y respetuoso. La vieja bruja hizo gala de sus peores modales, engulló la comida directamente del plato sin usar los cubiertos, emitió ruidos asquerosos y olores espantosos.
    Y llegó la noche de bodas. Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial, aguardaba a que su esposa se reuniera con él,... ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre podría desearía. Gawain quedó estupefacto y preguntó que había sucedido. La bruja respondió que, como había sido cortés con ella, se había transformado en esa criatura maravillosa.  Y le dió a elegir: sería o el ser más maravilloso de día y asquerosa de noche o asquerosa de día y el ser más maravilloso de noche.  Y le preguntó nuevamente: ¿Qué prefieres?
    íQué pregunta más cruel! Gawain se apresuró a hacer cálculos ¿quería tener durante el día a una joven adorable para exhibirla ante sus amigos y por las noches en la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa o prefería tener de día a una bruja y a una joven hermosa en los momentos íntimos de su vida conyugal?
    ¿Ustedes qué hubieran preferido... qué hubieran elegido? La elección de Gawain está más abajo, pero antes de leerla tomen su decisión.
     
     
     

    ...
    El noble Gawain replicó que debía elegir por sí misma, porque ella era soberana de su propia vida. Al oír esto, ella, emocionada, le anunció que sería la mujer más hermosa de día y de noche, porque él la había respetado y le había permitido ser dueña de su propia vida.
    ¿Cuál es la moraleja, Rachel?

    Un altre moment, en un altre dia que tingui temps, tornaré al teu blog per tal de coneixer la teva opinió sobre la moraleja que et demano. Me la diràs?.

    NOTA.- Sóc el mateix anómim dels comentaris anteriors. El que passa es que jo no ting blog, i per aixó no put afegir el meu nom.
     

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